Una persona disfrazada de conejo, se metio en la plaza de toros cuando soltaron el segundo toro de capea. El individuo era de nacionalidad portuguesa, y segun parece, iva bajo los efectos del alcohol. La cojida no tuvo grandes consecuencias salvo el disfraz roto, y un puntazo en la espalda. Los dobladores y la gente presente, rapidamente estuvieron al quite. Cuando se lo consiguieron quitar de encima, el conejo se puso a saltar de alegria.